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Foto del escritorSr. Morga

La Búsqueda del Jaguar Capitulo 1: La primer Taza de Café

Actualizado: 15 may

I

“El pequeño príncipe ha crecido, hace tanto que no venía al Bosque de Lundria, es un jovencito ya, casi un hombre, pero se ve temeroso, sin esa luz que alguna vez irradiaba, algo le falta al joven príncipe, se ve tan solitario como un cielo sin nubes, despojado de su magia.

-Joven Príncipe ¿A qué has venido? nadie se atreve a venir aquí si no es porque está en busca de algo

-Gran Madre, he venido desde mi reino dispuesto a abandonar mi título de Príncipe para encontrar mi magia, la perdí.

-¿Tu magia? si no la tuvieras no habrías llegado hasta aquí- le contesto al tímido joven.

-Me trajo mi voluntad.

-Entonces ¿Por qué me temes?

-Por la forma que has tomado Gran Madre, te ves diferente, te recordaba diferente.

-¿Cómo me veo?

-Te formaste de las ramas, pareces un árbol con forma de anciana.

-Tengo muchas formas Joven Principe, pero soy como un espejo, lo que ves es un reflejo de ti, pero dime ¿Por qué buscas tu magia?

-Porque me han dicho que soy el próximo rey, yo no quiero ser rey, deje de crear y olvidé lo que me enseñaste, dejé de soñar, no se quién soy.

-¿Cómo vas a conocer tu Magia si no sabes quién eres? Te voy a regalar un sueño, lo tengo guardado desde hace tiempo en un frasco, este sueño contiene la respuesta de lo que buscas, cierra los ojos- Saco un frasco que contiene una luz azul, su naturaleza sobre la física es diferente a cualquier cosa, parece como una enorme pelusa liquida, la coloco en su frente”


Mi papá y yo habíamos desarrollado un gusto por el café, cuando vimos todo ese universo empezamos a probar cafés de todo el país, luego probamos de Colombia, Etiopía, Venezuela, pero sin duda el que nos despertó el alma, fue el de Chiapas, cada que tomo un sorbo de ese café siento magia, y de alguna forma sentía que algo me llamaba desde la tierra donde había sido cultivado el grano, era una sensación parecida al enamoramiento, y si, tal vez estoy siendo muy romántico, pero así fue cómo surgió la idea de viajar a Chiapas con mi padre, o al menos esa fue la primer semilla, además durante un tiempo vimos muchos videos y fotos sobre el estado, siguiendo con lo romántico desarrollé una atracción como un amor platónico, como si de una persona se tratara.

Empezamos a ahorrar sin tener idea de cómo nos íbamos a ir, donde nos íbamos a hospedar, pues no tenemos experiencia en viajar, y debo admitir que me aterrorizaba la idea de hacerlo, aunque fuera un sueño futuro, cuando teníamos una cantidad considerable surgió la pandemia, y bueno, se cancelaron los viajes, nuestro proyecto de conocer Chiapas se tuvo que pausar indefinidamente, el encierro cambió las dinámicas de interacción familiar, como en la mayoría de los casos, los que nos llevábamos bien nos empezamos a llevar mal y viceversa, estaba harto de estar encerrado, buscaba libertad, pero más que eso buscaba un lugar donde pudiera escribir sin que nadie me molestara, me fui a vivir solo, irónicamente seguir encerrado pero en otro lugar, me gasté mis ahorros y me tomó un tiempo adaptarme, el viaje se seguía posponiendo. Pasaron tres años hasta que las circunstancias revivieron este sueño, me encontré con unos escritos viejos de mis experiencias oníricas y espirituales, tenía en mis manos un texto que hablaba sobre un Jaguar, algo que yo había escrito, no recordaba cuando lo había hecho, era un sueño, me gusta escribir sueños, pues una vez leí que los sueños son los consejos de Dios, o también “Son respuestas de preguntas que aún no hemos formulado” como dijo Scully de los Expedientes X, al final el texto decía “Busca a tu Jaguar”, no le tomé importancia, pero al Hombre Mosca le encantan las coincidencias, un chispazo en la mente que brincó con la misma energía non la que lo hace una idea me hizo entretejer ciertas cosas que me daban vuelta en mi pisqué: El Jaguar, El próximo viaje (indefinido) a Chiapas, El Café, Mi novela, a la par que en terapia estaba trabajando los aspectos de mi personalidad y esencia verdadera. No sé mucho de animales pero sabía que el sur del país está relacionado con los Jaguares, además de que mis raíces son cercanas, pues mi abuelita paterna es originaria de Yucatán, incluso sabe hablar en Maya, mi corazón me dictaba que tenía que ir a Chiapas, desde que todo esto se fundió en mi mente siempre pensaba –Algo hay en Chiapas que me llama.


II

Después de todo llegó el día, me tomé una fotografía frente al espejo para registrar quien era antes de ese viaje, estaba muy nervioso, pues no sabía si podría lidiar con la condición de mi papá en un viaje tan largo y tan lejano, cada semana voy a tomar una taza de café con él, pero no son lo mismo dos horas a una semana completa, desde hace seis años que le dio la hemiplejia a causa de un derrame cerebral no habíamos pasado tanto tiempo juntos, también me atemorizaba la idea de que ya estaba a unas horas de subirme a un avión, guardé el teléfono y no volví a ver esa fotografía hasta regresar del viaje.


19 de Junio de 2023

Llegamos al aeropuerto de la Ciudad de México, el siguiente destino era la sala de abordaje, entre los pasillos y las caminatas me di cuenta que había olvidado algo muy importante, ponerme cinturón, esa incomodidad más los nervios de viajar por primera vez en avión no me dejaban tranquilo ¿Qué más podría salir mal? Me pregunté, y justo bajando las escaleras eléctricas, el grupo del tour que iba más delante de nosotros se nos perdió de vista, mi papá se puso nervioso, pues se puede alterar muy fácil cuando se preocupa, yo estaba igual de nervioso, me sentí como un niño cuando se pierde en un super mercado, pero no quería que mi papá se preocupara, sobre todo yo no quería entrar en pánico, cuando un lugar es nuevo, todo se vuelve borroso, así que le dije –Yo lo resuelvo papá. Le marqué a Mireya, la guía de turismo y dueña de la empresa que nos trajo aquí, nos indicó donde estaba todo el mundo y los alcanzamos, sentí un alivio al verla de nuevo, luego conocimos a Fernanda, su mano derecha en el viaje, los primeros dos rostros que se nos hicieron familiares, sin imaginar que más tarde en el viaje conoceríamos las almas que hay dentro de aquellas viajeras.

Todo el grupo del tour esperábamos en la sala de abordaje, apenas empezábamos a conocer los rostros que nos acompañarían, subimos al avión, me tocó en la ventana, mientras que a mi papá le toco en la ventana del otro lado, iba a enfrentar ese miedo solo, me relajé y dije –Pues ya estamos aquí- el avión despegó, en un momento ya estaba en el aire, después de todo no era tan malo, desde ahí pude ver el volcán Popocatepetl con su eterna compañera Iiztaccihuatl, después vi otro volcán, nunca supe cuál era pero creo que era el nevado de Toluca, una hora de vuelo aproximadamente pasó para que al fin después de tanto tiempo, estuviéramos pisando tierra Chiapaneca. Caminamos hasta el estacionamiento donde nos esperaba Darío, quien sería nuestro guía y en el caso personal, mi mentor durante el viaje; lo acompañaba Beto “El Pajarito”, el chofer del autobús que nos transportaría a los diferentes destinos del itinerario, que mostró amabilidad y su buen corazón al ayudar a mi papá a subir al camión.


III

El primer lugar por visitar era El Cañon del Sumidero, aun no podía creer que ya estábamos ahí, nos dividimos en dos grupos para subir a unas lanchas, las montañas eran impetuosas, en las fotos y videos se veía hermoso, pero todo se veía aun mejor en persona, mi papá estaba sorprendido, mientras yo seguía tratando de ocultar la inseguridad, por el pendiente si sería capaz de cuidarlo, luego llegamos al Oxxo acuático, que era una lanchita que vendía botanas y micheladas, compramos un par y brindamos por lo que sería el inicio de un gran viaje.


“-Abre los ojos Joven Príncipe ¿Qué soñaste?

-Un jaguar, era uno grande.

-Es la forma de tu espíritu, ve a buscarlo.

-Pero hay muchos jaguares ¿Cómo sabré que es el que busco?

-Ve a buscarlo, pero deja que él te encuentre-

-No entiendo.

-Busca a tu Jaguar.”


Vimos cosas interesantes en el recorrido, como el Árbol de Navidad, que es una cascada con forma de pino, en temporada de lluvias cae agua de ellas, pero a nosotros nos tocó verla seca, vimos al Rey de las Montañas, el punto más alto del lugar, no todo eran piedras y árboles, también vimos a unos monos araña, el guía de la lancha nos contó una leyenda maya que dice que el Jaguar se creía tan poderoso como los dioses y brillaba como el sol, el mono le lanzó un mamey y el jaguar perdió su brillo, enojado se comió al mono, los dioses hicieron que lo escupiera y este salió con su cola característica, o algo así recuerdo la historia, me acordé de mi sueño, literal quería ver uno de verdad para ver que conexión tenía con él felino, me di a la tarea de buscar entre cada lugar, esperaba encontrarlo en medio de las vegetación, pero no había nada.


“El Jaguar ha puesto su ojo en ti”


No había nada de jaguares, pude preguntar, pero me sentía muy tímido, lo que si vimos fue un cocodrilo adulto y más adelante una cría, el recorrido terminó después de unas dos horas, llegamos a Chiapa de Corzo, donde compramos los sombreros que nos acompañarían durante todo el viaje, no recordaba que había de interesante en ese lugar hasta que llegamos a La Pila, que es como un kiosco con ocho lados, su forma simula una corona, tuvimos muy poco tiempo para verla porque el autobús nos esperaba, pero una foto si me tomé, tenía ganas de escuchar sobre ella, pero Darío ya había explicado cuando llegamos al autobús, recorrimos un par de horas hacía San Cristóbal de las Casas, en el hotel nos recibieron con un shot de Pox, que es una bebida artesanal originaria del estado, está hecha a base de piloncillo y maíz. El resto de la tarde era libre del tour, lo primero que me dijo mi papá -¡Vamos por un café!- busqué en el mapa alguna cafetería, encontramos algo mejor: El museo del café.


IV

En el lobby del hotel estaba Darío sentado, se veía agotado, a mí me dio pena hablarle pero mi papá le hizo platica, él se mostraba atento, transmitía paz y seguridad, tal vez es parte de su trabajo, pero el realmente era un guía en todos los sentidos. Vi una repisa donde tenían mascaras que se usan en el lugar, me encantan las máscaras.


Pedimos un par de cafés en el museo, estaba en la tierra de mi café favorito, tenía que sacar a mi mamador interno, pedí un chemex, pero irónicamente no tenían filtros en El Museo del Café, entonces pedí un americano mezcla de la casa, igual mi papá, al fin después de años de espera estábamos tomando un café de Chiapas en Chiapas. Al verlo sentado con su taza contemplando todo el lugar con la misma curiosidad y sorpresa que un niño, recordé como eran las cosas antes, cuando aún no enfermaba, nos gustaba irnos a los bares y platicar, a veces tomábamos cerveza, otras Jack Daniel’s, y de vez en cuando una cuba libre, con una pisca de sal como diría Antonio Banderas. Éramos como dos amigos en esos tiempos, pero eso dejó de pasar desde que se enfermó, nuestras visitas a bares se convirtieron en nuestro tradicional domingo de café, y ahora estábamos ahí después de tanto. Caminamos de regreso al hotel, nos cruzamos con una zona donde vendían artesanías, ahí compré dos jaguares de barro pintados a mano, uno para mí y otro para mi amigo Lucifer (ese es su pseudónimo), porque al ver mis estados en redes se dio cuenta que estaba de viaje, aquí viene otra coincidencia, pues me dijo –Tráeme una cola de Jaguar.


No era el jaguar que yo buscaba, ni mucho menos su cola, pero ya llevaba dos hermosas artesanías, quise encontrar el simbolismo, pero yo sabía que ese no era el jaguar que yo buscaba, caminamos por las calles de San Cristóbal de las Casas, reconociendo los lugares que habían visitado esos youtubers de viajes, vimos en persona La Plaza de la Paz, El Palacio Municipal, que a pesar de la protección contra sismos, se veía impecable, solo nos faltaron dos lugares: mi papa quería ver la Iglesia de Guadalupe, mientras yo quería ir al Museo Na Bolom, pero ya era muy tarde, le dije a mi papa que al día siguiente nos podríamos quedar a explorar más el lugar en vez de ir al destino del tour, al fin que regresaríamos a dormir en el mismo lugar, lo fuimos platicando mientras regresábamos al hotel. Después de un baño me puse a revisar mis redes, mientras pendejeaba en mi teléfono recordé un video, era un comercial sobre el estado de Chiapas, parte de una campaña publicitaria por el Bicentenario en el 2010, era una serie de comerciales donde cada uno anunciaba ciertos estados de la república, se denotaba la belleza de la naturaleza y la cultura de cada uno. Un video que me servía de motivación cuando soñaba despierto con este viaje, aun lo miraba como cuando estaba en mi casa, sin tener conciencia de los lugares que mostraba, no sabía que días más tarde ese video causaría un impacto diferente en mi ser, luego vi a mi papá, estaba viendo la tele, tenía una enorme sonrisa en su rostro, nos esperaba un gran día en San Cristóbal de las Casas. Me quedé dormido.


“Antes de emprender tu viaje joven Príncipe, tienes que dejar algo de ti, solo es prestado en garantía de que vas a encontrar lo que buscas, cuando vuelvas te lo regreso.

-¿Qué quieres de mí, Gran Madre?

-Voy a tomar una parte de tu alma, una de tu mente y por ultimo una de tu corazón, los voy a envolver en un capullo de hojas hasta que vuelvas”





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