En los sueños se esconde la verdad, ahí donde estamos indefensos de todo lo que le da sentido a la lógica del mundo real, no tenemos control de lo que hacemos ni somos consientes de que estamos soñando, despertamos con muchas dudas y enigmas que no podemos entender.
Empecé a escribir un Diario de sueños como ejercicio para alcanzar la lucidez, he querido vivir los enigmas de mi imaginación en su totalidad, uso un Tótem onírico; y cuando cruzo el umbral de una puerta me pregunto ¿estoy soñando? Esto con la finalidad de acostumbrar a la mente a verificar la realidad, a que en automático estas preguntas aparezcan en el viaje onírico.
Llevaba ya varios sueños escritos en mi Diario, sueños que escribía tal cual me venían las palabras al despertar, sin cuestionar la lógica ni la narrativa. Hasta que en medio de tanta palabrería apareció un ente: Xolox. Una criatura inquieta y desesperada por traducir todo ese material del inconsciente a nuestra percepción narrativa, tomó todas todas esas palabras y las encerró en un frasco, se nombró a si mismo El Narrador de Sueños.
Puso una etiqueta en la botella con la leyenda "Fluido Onírico", él asegura que el liquido recién emanado que discurre de los sueños crea una muy buena tinta para escribir.
Esto solo es una idea que tengo para esta sección, supongo que ya se me ocurrirá una narrativa.
Nota: Las técnicas para alcanzar la lucidez las encontré en el libro "Sueños Lúcidos" de Dylan Tuccillo, Jared Zeizel y Thomas Peisel.
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