Ella es una fiera, es un ángel sin retorno a las nubes; cubre su cuerpo con un vestido de madera forjando un pilar, tan fuerte y tan excéntrico como engendrado de la mente de Edward James; su ser fue contaminado, de ruines e impuros vilipendios que no le permiten salir de su cascarón de madera.
Se atrevió a desnudarse, se ha quitado las máscaras del Ego, muestra su verdadero Yo como manifestación del subconsciente, sublime esencia que devora toda la verdad convirtiendo el universo en paraíso.
Las rocas nos observan, mientras que en su estática forma encontramos figuras abstractas, ellas exploran nuestro abismo interno, para alimentarse del firmamento de estrellas que se forjan de nuestros más profundos sueños.
Ella es bestia, es un pilar que se ha fusionado con la naturaleza, abriendo un camino para mí, es una leona hambrienta que se quema por dentro, ha templado mis palabras, con esas llamas que escupe en forma de besos, liberando al más intrépido poeta perverso que durmió durante treinta inviernos.
Ondea sus caderas al ritmo lubrico de las olas, se pierde en mi frío invierno como yo me he encontrado en su dulce fuego, erosionamos en nuestra mutua lujuria de distintas faunas.
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